sábado. 27.04.2024

El seguimiento de una dieta equilibrada constituye un pilar fundamental para la rehabilitación cardiaca. Concretamente, se ha demostrado que esta medida mejora más de un 15% la supervivencia de los pacientes cardiovasculares sin sufrir un segundo evento, descrito como infarto, angina inestable, lesión coronaria o ictus. Así se desprende de un estudio realizado por el Servicio de Cardiología del Hospital Alto Guadalquivir de Andújar (Jaén) presentado en el marco del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2018.

El estudio ha analizado a 399 pacientes de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca de este centro comarcal entre los años 2008 y 2018. Todos ellos habían sufrido un evento cardiovascular y, además, el 54% padecía hipertensión arterial, el 31% tenía diabetes, el 62% dislipemia y el 51,4% fumaba. Se evaluó durante una media de 4,57 años la adopción por parte de los pacientes de una dieta saludable, práctica de ejercicio físico y adhesión al tratamiento farmacológico (por parte de personal de enfermería entrenado, usando la escala Likert).

La dieta saludable, según explica la Dra. Carmen Rus Mansilla, primera firmante de estudio, “consistió en un predominio de verduras y frutas, aceite de oliva como grasa fundamental, más pescado que carne, cereales con fibra y la eliminación total de los azúcares, la bollería industrial y los productos procesados. También se insistió en reducir la ingesta de sal a menos de 5 gr al día”. En cuanto al ejercicio físico, las recomendaciones que se dieron fueron: al menos 30 minutos al día de ejercicio moderado o bien 15 minutos al día de ejercicio vigoroso entre 5 y 7 días a la semana.

Respecto al cumplimiento terapéutico, “nos gusta hablar de adherencia al tratamiento cuando el paciente toma todas sus pastillas todos los días y todas las dosis, pero en los distintos estudios se considera cumplimiento cuando se toma entre un 80-110% de su tratamiento”, aclara la doctora.

La mitad de aquellos que cumplieron la dieta adecuada no sufrió ningún evento cardiovascular en 3.206 días, mientras que en el grupo de “no cumplimiento” la cifra se redujo a 2.712 días, lo que supone un 15,4% más de supervivencia sin eventos. En el caso del desempeño de ejercicio físico de manera regular, no existieron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. La adherencia al tratamiento mejoró la supervivencia libre de eventos en la mitad de los pacientes durante 3.058 días versus 2.687 (un 12% menos).

Las conclusiones de esta investigación refuerzan el papel fundamental que juega el paciente y su autocuidado en el desarrollo de la enfermedad isquémica”, apunta la Dra. Rus Mansilla. “Cabe destacar también el papel crucial que juegan las Unidades de Rehabilitación Cardiaca en la educación del paciente, para que sepa que vencer a la enfermedad está en sus propias manos, cambiando a un estilo de vida saludable”, remarca la especialista.

La dieta saludable salva más vidas que la adherencia al tratamiento y el ejercicio regular